Pieza Rara: poema y teatro
Autora: Salomé Ballestero
Prólogo: Luz Pichel
Ilustraciones: Andrea López Montero
144 páginas, 22×14 cm.
Cubierta: papel verjurado ahuesado con solapas.
ISBN: 978-84-125037-5-3
Edición limitada y numerada de 300 ejemplares.
Precio de venta 16€.
La obra
Algo pasa cuando, al ir al registrar un libro, no acabas de encontrar la categoría donde darlo de alta y lo que sabes es que, de alguna manera, está inaugurando una categoría, cogiendo el testigo de voces altas e imponentes, pasándolo por un registro propio y haciendo algo distinto, nuevo y antiguo, artificio y verdad.
Esto sucede con Mosaico de barr(i)o movedizo, una obra de teatro que es un poema, un poema con tantas voces y escenarios que es un teatro, el intento de una novela que no sabe el orden: instante y continuidad. Salomé Ballestero nos regala un barrio, Carabanchel, con sus gotas de café, su basura sin esconder en los portales, las personas bellamente racializadas y el hospital, lugar de inicio, cura y fin. Es el retrato más exacto sobre qué es mirar y ver las teselas que forman un mundo desvelado, con urracas, chupetes gigantes y a la autora haciéndose símbolo y diálogo frente al barrio, la voz, la vida. O como dice Luz Pichel en su prólogo-carta:
“Se ríe sin evitar la carcajada, porque hay una niña ahí dentro y quizás también porque alguien le ha dicho que no queda bien reírse así, como desde el suelo. Se enfada con todo el cuerpo (también con el Cuerpo, pero no voy a hacer espóiler), a patadas si es necesario, porque aprendió en el barrio a no guardarse nada que deba ser dicho por feo que parezca. Se emociona como nadie, suspira, se encierra a llorar o llora por las aceras. Hablo del texto, no de la autora, de la piel del texto y de sus entrañas.”
El libro se inicia ya con un prólogo especular, en dos partes; sigue hablando de sí mismo: a. este es un libro / b. este libro habla de lo cotidiano/ c. este libro está escrito porque me importa hasta el infinito/ d. porque el viaje afuera es el viaje adentro. Toda una declaración de intenciones de qué es ser movedizo, del habla y la distancia entre decir, decirse e ir a decir.
“nunca escribiré una novela ni grande ni pequeña porque no somos épicas ni transformamos mutantes; damos a luz semiembriones de dieciséis años (para siempre) y, cual sisifinas, llevamos y traemos chupetes mientras los semifetos nos cuelgan del ombligo mal hilvanado.”
Y empieza el mundo de este poeatro novelado, un retrato veraz e imposible, llenito de figuras retóricas como a saldo y la energía locuaz y sabia de Salomé Ballestero: “una pequeña revolucionaria que escribe sobre la leche.”
Y así, aleccionaditos, tras un Dramatis Personae, un Preámbulo mental y un Preámbulo Real llegamos a los tres escenarios: “Enfermedad de barrio y ecología extrema”; “Un viaje a los establecimientos del barrio”; “In and out en las fauces del dolor”. Porque los barrios contienen universos y la niña-escritora del poemario lo sabe.
“En esta obra algunos personajes caminan o van sobre ruedas, como el albañil o una niña muy reservada; otros permanecen de pie, como la panadera o la adolescente; los hay que simplemente “están”, como el agujero negro, y los hay que hablan desde una cama, como la escritora y los ancianos. Unos no tienen cuerpo porque discuten en un chat, y otros no tienen texto, pero dicen cosas, como el champiñón (…)”
Pero –pese a los personajes, las escenas, los artificios, la risa que habla– este universo es inminentemente poético, acto de observación y de mirar con cristales distintos, quizá con todo lo que sabe que ha visto y quiere volver a mirar: una mirada que, como un niño, ve más allá a base de preguntas y de juegos.
La autora
Salomé Ballestero fue la última niña en nacer en Escalona del Prado, un pueblo segoviano sin hospital. Para definirse, ella dice que habría de saber de las que la criaron; también de las grandes personas, famosas” y no, que conoció en trenes, montañas y asociaciones, en la pintura y en la danza.
Cuidadora de niños, maestra de inglés y docente de jueces y médicos del mar, investigó la microbiota cuando aún no se hablaba de esas cosas, y ha escrito sesudos artículos sobre venenos en escenarios sorprendentes.
Cree haber hallado su lugar en el mundo, pero para eso tuvo que descubrir a La Piscifactoría y sus gentes. Está muy contenta de haber escrito y dirigido un poema dramatizado y de ganar un premio de poesía que se apellida Galeno.
En estos momentos anda practicando la perfopoesía, publicando su primer poemario y colaborando en el consejo editorial de la revista Agua. Aunque ha vagabundeado por media Europa, ha pasado la mayor parte de su vida en Carabanchel.
Salomé Ballestero sigue en la tarea de buscarse. Si la encontráis, por favor, decidle algo.
Las ilustraciones
Realizadas por Andrea López Montero, quien lleva ya algún que otro año intentando poner trazo a las ideas de Salomé Ballestero.
Este libro ilustrado con técnica mixta (tinta, grafito y pastel) ha llenado de criaturas un despacho de Moratalaz, porque si algo comparten autora e ilustradora es ser muy de barrio y muy brutas, también.
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Dicen de Mosaico de barr(i)o movedizo:
La estación azul, Carolina Alba. RNE. 12/02/2024
Minuto 43:03. Desmontando el poema. Mariano Peyrou menciona, con un enfoque algo distinto de los habituales, en su sección de La estación azul, y habla de «Otras lógicas» y especifica que el empleo de otras lógicas nos permite adoptar puntos de vista distintos sobre la vida y ver cosas que con la lógica convencional no vemos, y, tras mencionar dos libros (de Montalbetti y la correspondencia entre Flaubert y Baudelaire, en esa increíble compañía) habla de «Mosaico de barr(i)o movedizo» de Salomé Ballestero que está lleno de cosas que nos servirían para replantearnos qué es la cordura. Minuto 49:56 😊.
Se da cuenta Mariano de que Salomé se da cuenta de que el aire nunca sale como personaje. Dice de él que rompe muchas convenciones, literarias y de todo tipo y se alcanza un nivel de extrañeza muy alto que nos permite ver otras cosas, construir alternativamente la realidad.